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Razón: Automático: envío con clones (minuteiro, iloveyou)
Este es el mensaje que aparece en Menéame cuando los usuarios intentan publicar cualquier noticia procedente del periódico Minuto Digital. Y encima con cachondeo en el mensaje de bloqueo: “minuteiro, iloveyou“. Luego el impresentable de Galli va llenándose la boca con monsergas sobre la libertad de expresión y otras cosas que predica sin tener ni la más remota idea de qué significan, cuando no atacándolas directamente con su actitud totalitaria.
Básicamente, Menéame tiene la estructura de una secta de las llamadas destructivas, acumulando casi todas las características que definen a este tipo de grupúsculos: tiene una organización autoritaria y piramidal, donde el líder decide qué es lo “bueno” y qué lo “malo”, y cuya decisión es la únca que cuenta. Controla toda la información que les llega, con el consabido sistema del “karma”, un valor que, si resulta bajo por su historial díscolo o crítico, impide a los miembros de la secta aportar más información. Y se instala un discurso que insta a confiar plenamente en la opinión del líder, rechazando todas las que le sean contrarias.
Como podemos ver, la organización que ha creado Galli adolece de una falta absoluta de democracia interna, y tiene además unos peligrosos toques de fanatismo. Comprobarlo es muy sencillo: tan solo es necesario publicar una noticia que no comulgue con los principios de la secta, e inmediatamente se recibirá todo tipo de insultos, descalificaciones y amenazas por parte de los adeptos al credo de Galli, que no es otro que la exaltación de determinadas ideologías políticas y comportamientos sociales más que discutibles. La ausencia del espíritu crítico entre sus adeptos es fruto del adoctrinamiento de la comunidad, y su negativa a debatir ante ideas que no comparten, optando por el insulto descarnado, muestra los grados de extremismo que ya ha alcanzado esta organización.
El predominio en Menéame de tendencias políticas pseudohumanistas y falsamente progresistas demuestra que la organización aglutina a personas que comparten los mismos pensamientos, siendo rápidamente discriminado en la comunidad cualquier usuario con tendencias conservadoras o que se oponga a la inmigración masiva, descontrolada e ilegal, que parece ser uno de los caballos de batalla del líder de Menéame. Este predominio impositivo de un tipo de pensamiento determinado sobre otras opciones, echa por tierra cualquier pretensión de funcionamiento democrático interno. Los argumentos que se utilizan en Menéame para rebatir ideas que los líderes consideran perniciosas para la unidad ideológica de la organización no son más que insultos de todo tipo, que pretenden desprestigiar al usuario que muestra oposición mediante el ataque personal y el etiquetado social: “fascista”, “nazi”, “racista” y “xenófobo” son adjetivos que se usan contra cualquiera que, por ejemplo, cite la nacionalidad de un delincuente al informar de un suceso. El más leve síntoma de desvío ideológico es castigado de inmediato mediante la aplicación de votos negativos y la disminución del “karma”.
He aquí, pues, qué es Menéame: una secta que pretende ejercer el control ideológico sobre sus adeptos, según los postulados de su líder.
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