Algunos sitios de la Red apestan a sociata que da asco. El periódico El Plural es uno de ellos, pero de un tipejo burgués y acomodado como Sopena poco más se puede esperar. Otro progre de la Visa Oro, ni más ni menos, que defiende sus intereses arrimándose al árbol que más sombra le da. De "plural" ese periódico sólo tiene el nombre, porque el contenido es sociata al 100% y no se admiten discrepancias. Todo lo que diga, haga o piense el PSOE es aplaudido sin reservas, y todo lo que le contradiga, atacado e insultado sin considerar argumentos.
Pero de una pocilga digital como El Plural no sorprende este tufo a sociata. Cuando uno entra ahí ya sabe de antemano que el hedor va a ser insoportable, y que los aromas de la descomposición van a inudar hasta el último poro de su piel. Vomitivo, sí, pero por lo menos quien lee esa bazofia ya lo espera.
Menéame, sin embargo, no tendría por qué apestar a socialista, y aun así desprende un hedor más intenso si cabe que el que produce El Plural. Menéame es una red social basada en la participación comunitaria en la que los usuarios registrados envían historias que los demás usuarios del sitio (registrados o no) pueden votar, promoviendo las más votadas a la página principal. Esto en teoría. A la práctica, es un antro de censura donde si no se es progre, sociata o imbécil poco se tiene a decir. La progresía se las ha ingeniado para tener a sujetos ñoños, mojigatos y asociales las 24 horas delante de la pantalla controlando los contenidos que los usuarios vierten en Menéame. Cualquier noticia con espíritu crítico recibe enseguida toneladas de votos negativos, que provocan su hundimiento en el baúl de los recuerdos de esa página. Cualquier comentario que apunte ligeramente a que los inmigrantes cometen la mayoría de los delitos que se producen en España, es inmediatamente tachado de racista y xenófobo, aunque se les ponga ante las narices a esos retrasados decenas de datos estadísticos. Sólo las chorradas más irrelevantes, sin contenido político o que ataquen a cualquier oposición que tenga el PSOE logran repercusión en ese sistema. Algunos ejemplos aquí, aquí y aquí.
La culpa de esto no es sólo de la legión de asociales progres que se pasan el día votando en negativo cualquier atisbo de racionalidad que aparezca en esa página. Gran parte de la culpa también es de sus administradores, que colocan como moderadores a auténticos integristas socialistas con la misión encomendada de bloquear, censurar y destruír las cuentas de cualquier usuario que se haya atrevido a poner en duda la validez de las políticas del PSOE o que simplemente haya apuntado ligeramente que ese partido no lo está haciendo demasiado bien. Sin ir más lejos, cuando un usuario registrado pretende escribir un comentario a una noticia, lo primero que lee es la siguiente advertencia: "los comentarios racistas y xenófobos causarán la anulación de la cuenta". Para los dementes que moderan, racista y xenófobo es dar la nacionalidad de quien comete un delito.
Los propietarios de este sistema de censura digital, conscientes de que la vendetta es ya evidente, orquestaron una pantomima de pelea con los socialistas para que pareciese que se oponían a su control totalitario sobre esta red social. Luego el PSOE va llenándose la boca con palabras como "libertad" y "democracia", cuyo significado no sólo desconoce, sino que también desprecia. La dictadura progre es la peor de las posibles, porque se mantiene con engaños y manipulación. Por lo menos una dictadura tradicional tiene la decencia de declararse lo que es: fascista y totalitaria. La de ahora, siendo exactamente lo mismo, lo esconde y lo tergiversa, para hacer creer al rebaño que la vota que su fascismo es democracia y que su totalitarismo es libertad.
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