En breve plazo de tiempo se han registrado tres sucesos de tinte xenófobo. En primer lugar, la policía municipal de Llano de Brujas (Murcia) detuvo a un hombre que decía que "quería matar a todos los negros". El detenido afirmó que se había comprado una pistola y que "tenía manía a todos los negros" porque vendían en la puerta de su casa y que "los iba a matar a todos". Los agentes le intervinieron un revólver de fogueo del calibre 28.
En Puerto de Sagunto (Valencia) otro hombre irrumpió con una navaja en un bar de inmigrantes, y profiriendo frases como "inmigrantes de mierda" o "voy a quemar este lugar" los amenazó repetidas veces.
Y finalmente, unos desconocidos predieron fuego a una patera que hace las veces de monumento en Aldeacentenera (Cáceres), dándose a la fuga inmediatamente a bordo de un vehículo. El bodrio ahora quemado procedía del taller "La Bruja" del escultor Emilio González y homenajeaba a los caraduras que se atreven a entrar ilegalmente en nuestro país. Encima de saltarse nuestras leyes a la torera, el ayuntamiento socialista de ese municipio va y les dedica un monumento.
Si bien todo acto de violencia es reprobable, no cuesta mucho entender el por qué de este tipo de reaccinones. En un país vendido y postrado de rodillas ante los inmigrantes, a las puertas estos ya de alcanzar capacidad de decisión en nuestra propia casa por obra y gracia de Zapatero, algunas personas expresan su hartazgo. Los inmigrantes reciben miles de millones de euros en ayudas, los medios de comunicación les tapan los trapos sucios, a quien dice que delinquen mucho más que los nacionales se le tacha de nazi y racista, plantan mezquitas donde les da la gana, y ahora, encima, van a darles derecho a voto en las elecciones municipales sólo como paso previo para otorgárselo en las generales.
Estos incidentes menores, que ni tan siquiera han provocado daños personales, serán sin duda tachados de "brutales ataques racistas" contra los "nuevos españoles" que han venido "a pagarnos las pensiones" con su "abnegación y esfuerzo". Claro que a ningún medio del Pri$o€ se le ocurrirá hacer una comparativa ni dirá nada de las violaciones, robos, asaltos, asesinatos, homicidios o tráfico de drogas, entre muchísimos más desmanes y atropellos, que estos "nuevos españoles" cometen en nuestro territorio. Un español mira mal a un inmigrante, y ya es un racista de mierda. Un inmigrante asesina a un español para quitarle veite euros, y sólo es una pobre víctima de la injusticia social que no tenía nada que llevarse a la boca.
Luego algunos ilusos se extrañan de que cada día más gente reaccione de malas maneras ante este avasallamiento colectivo al que nos pretenden someter.
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