Da la impresión que los órganos de gobierno de la Unión Europea se componen de mequetrefes mojigatos, bienpensantes y políticamente correctos. Y así es. Cuando en el año 2000 el Partido Liberal (FPÖ) de Jörg Haider entró a formar parte del gobierno de coalición de Austria, la UE congeló todos sus contactos oficiales y políticos con ese país. El motivo era que definían las propuestas políticas de Haider sobre la inmigración como xenófobas y racistas. Menos de diez años después, la UE se ha visto obligada a aplicar esas políticas que provocaron el aislamiento de Austria. El sentido común ha empezado a imponerse ligeramente en Europa, sólo a fuerza del incremento de la presión migratoria. Parece ser que esos políticamente correctos que gobiernan Europa empiezan a entender que lo de papeles para todos es un disparate, y que consignas del tipo “ninguna persona es ilegal” están muy bien para hacer el progre, pero para nada más.
Haider regresará a la política nacional austriaca liderando la Alianza para el Futuro de Austria (BZÖ), escisión del FPÖ provocada por el mismo, y con el que gobierna la región de Carintia desde 1999. En esta región del sur de Austria las políticas de Haider se hacen notar: está prohibido edificar mezquitas y alminares. Haider define esta prohibición como “una guía para Europa ante el avance del Islam”. Estas medidas de sentido común le han valido los calificativos de “demagogo y populista”. Probablemente en menos de diez años, como ha pasado con la Directiva del Retorno, quienes lo etiquetan tengan que aplicar las mismas políticas que él dfiende respecto al Islam, forzados por los acontecimientos.
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