miércoles, 6 de agosto de 2008

España en crisis, y el Gobierno de Monsieur Déficit regalando millonadas

Zapatero está más preocupado por hacer obras de caridad progres que por lo que nos pase a los españoles. Ya dijo en su día que “crezca la economía lo que crezca, España va a seguir incrementando la ayuda al desarrollo“. Y está cumpliendo su amenaza, mientras las dificultades económicas de las familias españolas crecen día a día.

A pesar de que se ha acabado el superhávit del Estado, esto no supone ningún problema para que Zapatero se ofrezca a financiar cualquier cosa mientras el dineral se tire fuera de España. Así pues, en mayo ya se comprometió a aportar 11 millones de euros al Banco Asiático para proyectos en los países más pobres. También regala 35 millones de dólares para el saneamiento de las aguas de la bahía de Acapulco (México). Como no, también se ha anunciado otra aportación de 10,5 millones de euros a la ONU para la lucha contra el SIDA. A 160.000 euros ascienden las aportaciones anuales españolas al Fondo para las Víctimas del Terrorismo de la ONU, y además, España será el único país del mundo que cofinanciará junto a la ONU los 142.000 euros que cuesta el concierto de la Orquesta de las Tres Culturas para conmemorar el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el próximo 15 de diciembre. Aquí la gente sin poder pagar sus hipotecas, y estos sátrapas socialistas financiando conciertos y memeces varias que no hacen falta alguna.

Pero la fantasmada estrella tuvo lugar hace nueve meses, en noviembre de 2007, cuando Zapatero propuso la creación de un “Fondo para el Agua en Iberoamérica”, al que se comprometió a aportar 1.500 millones de dólares en cuatro años.

Todo esto además de lo que se malgasta en forma de subvenciones para asociaciones de gente buena que cobra para ser buena. Y luego leemos que las leyes sociales que ha impulsado ZP carecen de dotación presupuestaria, como la Ley de Dependencia. Zapatero es comparable a María Antonieta, pero en versión progre, plebeya y cutre. Madamme Déficit, llamaban a la reina que al ser informada de que el pueblo tenía hambre, respondió que comiesen pasteles. Nuestro Monsieur Déficit no tiene nada que envidiar al despotismo de su homóloga francesa.

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