lunes, 4 de agosto de 2008

Dijimos que ladrarían, y ladraron

Esteban Ibarra no podía dejar pasar la oportunidad que le ofrecían las imágenes, ampliamente difundidas, de la paliza que recibió una ecuatoriana en Colmenarejo en el transcurso de una pelea. Como no podía ser de otra manera viniendo de este autoproclamado prócer de la tolerancia, publicó un artículo en El Mundo el pasado 2 de los corrientes. En el texto vomita las habituales hipocresías de que es capaz este sujeto, oenegero profesional y mantenido con los impuestos de todos. En las líneas de su artículo saca el veneno al que ya nos tiene acostumbrados, tildando una pelea entre chicas de brutal acto de racismo y xenofobia. La pelea en cuestión se produjo como resolución a una disputa verbal cargada de insultos, y no es ni más ni menos reprobable que si se hubiese producido, por los mismos motivos, entre chicas españolas. Entonces el subvencionado Ibarra no habría escrito ni una palabra al respecto.

Que la agredida fuese ecuatoriana ha sido el factor determinante que ha impulsado a Ibarra a escribir su artículo. El origen de la golpeada ha primado por encima de las motivaciones de la pelea para el posicionamiento de Ibarra. También debe ser determinante el hecho de querer justificar el dineral que cobra pagando todos. Pero la falsedad y la hipocresía de este hombre apestan: ni tan siquiera desenfundó su pluma para denunciar la violación que sufrió una chica valenciana a manos de dos negros, o la brutalidad y salvajismo con que tres inmigrantes del Este violaron a una mujer en Barcelona. Si Ibarra es capaz de suponer que la ecuatoriana de Colmenarejo fue agredida por ser ecuatoriana, nada impide que también que se suponga que estas mujeres españolas violadas por inmigrantes lo fuesen por su condición de españolas. Existen precedentes manifiestos de este tipo de ataques racistas por parte de inmigrantes. Y, como no, Ibarra los obvia completamente, en sus ya cansinas lecciones de fariseísmo e hipocresía sin límites.

Pero mucho más grave que lo que Ibarra escriba, es que un periódico de gran difusión como El Mundo publique su propaganda, mientras las noticias sobre las violaciones a que nos referíamos quedan escondidas en sosas páginas de sucesos de rotativos de alcance, como mucho, regional.

Enlaces de prensa

1 comentario:

JC dijo...

El artículo del oenegero lleva el visto bueno de Rapu Muebake
:-)